Hugo Giménez Agüero, el campo y el barrio.

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El Instituto Nacional de la Música junto a la Secretaría de Estado de Cultura de Santa Cruz presentan “Alma Sureña”, libro que difunde la obra y legado de Hugo Giménez Agüero, referente indispensable de la música popular de Santa Cruz y de la cultura musical patagónica en general.

Esta publicación contiene partituras y un cancionero que surgen de la transcripción original de los discos del autor y compositor. Esta tarea fue realizada por el músico Lysis Augusto Lépez, con la revisión de Sergio Zabala. Además, incluye una sección especial de arreglos corales con partituras de algunos de sus temas más reconocidos.

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El libro también cuenta con fotografías, testimonios y material escrito sobre las obras de Giménez Agüero, lo que permite un mayor conocimiento de las especies musicales patagónicas, que no están ampliamente abordadas en la educación musical de nuestro país.

“Alma Sureña” pone de manifiesto la humanidad característica y capacidad creativa de Hugo, sus melodías y su especial afecto por las comunidades aborígenes del sur argentino.

Esta publicación será distribuida en instituciones educativas de todo el país y servirá como material didáctico para intérpretes musicales, docentes, escuelas, bibliotecas y el público en general. De esta manera, se asegura que esta obra perdure y se transmita a todas las generaciones y provincias.

Canto de raíz patagónica

Hugo, hijo de Vicente y Lorenza Agüero, nacido el 25 de Agosto de 1944, y oriundo de Balcarce, Provincia de Buenos Aires. Pero fiel a su ferviente apego a la Patagonia adoptiva, dice que es de Río Gallegos porque: “Nacer en un lugar es un accidente, ser de un lugar es una decisión de amor”.

Fue el quinto de ocho hermanos y se llamó Hugo Jorge Giménez. El Agüero fue adosado a su identidad cantora como homenaje filial a Doña Lorenza.

Hugo Giménez Agüero dice no saber exactamente de dónde viene su pertenencia al canto y a la música, pero recuerda que de chiquito (tres años) ensayaba los primeros sonidos de su pequeña voz, cosas como “La vieja serenata” o “Al pie de tu reja”, con una guitarra de juguete, y se presentaba en el comedor de la casa paterna. Cantó en los actos escolares y en improvisados “recitales” en los galpones, rodeado de sus compañeritos de entonces.

A eso de los doce años escribió su primera canción, como jugando.

La Patagonia

Dice: “Ahí me quedé para siempre” y agrega: “ahí nací de nuevo, crecí como persona, como hombre. Siempre estoy mirando al sur. creo que el sur es un lugar que cuando lo conocés, te hace parir. Es como si tuvieras el hijo de la raíz”. “Ser de Santa Cruz es un orgullo y una decisión propia”. En el viaje hacia Santa Cruz nació su primera canción con temática patagónica. Se llamó “Por el Sur de Piedra Buena”. Corría el año 1965.

En Santa Cruz comienza también su otra profesión, la locución, en L.U.12 Radio Río Gallegos. En 1966 comienza en L.U.14 Radio Provincia de Santa Cruz, la emisora oficial. También con mucho éxito realiza un programa de tango en televisión. Mientras, seguía componiendo temas para Santa Cruz, primero con ritmos de baladas o canciones, luego comienza a investigar la flora, fauna, costumbres de la gente del sur. Había mucho y muy rico, pero le faltaba “el ritmo”, hasta que conoció a Oscar Giménez, un músico que recopilaba ritmos tehuelches por toda la Patagonia y a través de sus cintas descubre la belleza de los ritmos indígenas. “Los paso a la guitarra, le pongo mi propia creación y empiezo a componer poesía referente a Santa Cruz”. Así el cantor empieza a insertarse en el mundo tehuelche. Por esos tiempos aparece en su vida el estudioso Mario Echeverría Baleta, quien le enseña la lengua tehuelche. “Me enseñó también cada uno de los picaderos de flechas, cada uno de los asentamientos indígenas y los nombres de las plantas, arbustos e hierbas de Santa Cruz”, recuerda. Nace entonces uno de sus clásicos: Malambo Blanco.

Ganando para siempre en esta cosmovisión patagónica, decide intensificar sus conocimientos. Es entonces cuando conoce a quien fuera uno de sus grandes amigos, un tehuelche llamado Maguer Cuaterno, uno de los últimos indígenas de esa raza. Con él comparte un viaje junto a su otro gran amigo Mario Guatti, con quienes recorre casi todo el territorio santacruceño, donde toma contacto con otras personalidades de esa raza, como Rosa Vargas, o don Rinahuel, entre otros.

Fueron treinta días vertiginosos de silencios que envolvían los climas y paisajes del sur, fueron treinta días de palabras en tehuelche. “Me enseñó a vivir la Patagonia, a conocerla”. Corría el año 1980. “Así fue como enriquecí mi obra”,“Empecé a cantar la lengua tehuelche” cuenta Hugo. Las chorrilleras, la milonga andina, el kaani, el malambo sureño, ya formaban parte de su canto.

Buenos Aires y el canto de la Patagonia

En 1975 se traslada a Capital Federal, algo inevitable para todos los artistas: “Golpearse en Buenos Aires era crecer”, más aún tratando de mostrar algo nuevo y totalmente desconocido para el público de la Capital. Así como casi todos, hace todas las peñas y menciona una: La Salamanca: “ese fue un lugar inolvidable, donde la gente escucha al artista y éste crece con el público”. También paseó su canto por Universidades y circuitos turísticos. Por supuesto que no faltaban festivales y su favorito: Pico Truncado en Santa Cruz, festival que lo vió como animador, durmiendo al aire libre y años después con la guitarra y el decir patagónico, ya artista consagrado.

En 1982 lo recibe el escenario mayor, el Festival de Cosquín tan ansiado para todo artista folklórico, y es distinguido con la mención a la autenticidad y Consagración Cosquín 1982. En esa misma edición es designada revelación la Sra. Marta Pirén con: “Chalten”. Pero antes, en 1979, tiene su primera posibilidad de llegar al sueño de un disco, y lo tuvo a través de Teodoro Cuenca y su sello “SONORO S.A.”. Hugo Giménez Agüero costeó los gastos de grabación y finalmente salió a la calle “Al Sur Santa Cruz” y poco después “Desde la Patagonia Austral”. Pero este inquieto artista se dio cuenta de que el camino de su obra era a través de la autogestión. Formó entonces su propio sello discográfico: “NA-QUEL” y comienza su producción hasta el año 1996, ya que después sigue produciendo con otras compañías discográficas como SONY, EPSA, GLD, PHONOPAY, llegando a completar 21 obras en su carrera.

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